jueves, 23 de enero de 2014

¡OJO¡ PODEMOS PADECER UNA MUTACIÓN ANTROPOLÓGICA

Por. José Raúl Ramírez Valencia.

Ensimismamiento y alteración, es el título de un escrito donde José Ortega y Gasset, con intuición de filósofo, da a conocer la diferencia entre el ser humano y el animal. Mientras el animal vive de estímulos provenientes del mundo exterior y cuando no los tiene duerme porque está siempre volcado hacia lo otro que no es el, el ser humano tiene la capacidad de explorar dentro de sí, es decir, ensimismarse. La interioridad implica dos privilegios: tomar distancia del mundo y de sus cosas y en segundo lugar, tener la facultad de meterse dentro de sí. Esta diferencia es lo que Ortega llama “torsión radical”, la cual marca un abismo sustantivo entre el hombre y el animal. La grandeza del ser humano no está exclusivamente en que pueda utilizar computadores, ir a la luna, comunicarse con facilidad, ser productivo, aprovechar la tecnología; está en su capacidad de interiorización.


Del ensimismamiento, como capacidad de interiorización y no meramente de aislamiento del mundo, nace la técnica, las buenas acciones y el cuidado del mundo exterior. El primer camino que conduce al ser humano a crecer y a cultivarse en humanidad es la interiorización. San Agustín, gran maestro de la interioridad, en varias expresiones enfatiza: que la única vía que conduce al ser humano a encontrar la verdad y la realización plena es la interiorización: “No vayas lejos vuélvete a ti mismo porque en el interior de ti habita la verdad.”

Esta realidad fue precisamente la que el Papa Benedicto en una homilía pronunciada en el monasterio de los monjes de la Cartuja, señaló como mutación antropológica: “El desarrollo de los medios de comunicación ha difundido y amplificado el fenómeno de la virtualidad, que corre el riesgo de dominar sobre la realidad. Cada vez más, las personas sin darse cuenta, están inmersas en una dimensión virtual a causa de mensajes audiovisuales que acompañan su vida de la mañana a la noche. Los más jóvenes, que han nacido ya en esta condición, parecen querer llenar de música y de imágenes cada momento vacío, casi por el miedo de sentir este vacío. Se trata de una tendencia que ha alcanzado un nivel tal que se habla de mutación antropológica”. 

Esta cita hace un llamado contundente al hombre contemporáneo, donde la adición a la tecnología está ocasionando una pérdida de lo humano. Quien vive desde lo otro, preocupado únicamente por estar conectado con el mundo exterior, está estimulando solo los sentidos en detrimento de la capacidad de interiorización, el animal solo vive de estímulos, por eso no se ensimisma. El estar tanto tiempo sumidos en la tecnología o el estar permanentemente con un aparato digital en un mundo virtual va fraccionando la condición humana. Es importante señalar que la tecnología modifica la vida de las personas; al tiempo que la usamos, somos usados por ella, está en nosotros no dejarnos esclavizar. Parodiando a Umberto Eco, el no utilizar racionalmente la tecnología conduce al ser humano a caminar como el cangrejo, para atrás, ¡cuantos adictos a la tecnología hoy están caminado como el cangrejo¡. No ser capaces de desprendernos de la tecnología es involucionar, esta realidad enmarca un problema muy actual y al mismo tiempo extrañamente imperceptible como la nomofobia, la nueva enfermedad que consiste en el miedo a no estar interconectados, como por ejemplo, el miedo irracional y el estrés que le causa a tantas personas no tener el celular a la mano.

Por la falta de interioridad, la comunicación se torna superficial, la sexualidad banal y las relaciones interpersonales se cambian por la conexión despersonalizada. Crecer en interioridad es una necesidad acuciante frente a la superficialidad y a la dispersión que nos ofrecen los medios de comunicación, donde se confunde privacidad con interioridad. La interioridad está directamente relacionada con la espiritualidad, no con la inmaterialidad, el entrar en uno mismo es lo que da la condición de espiritual. “¡Oh hombre! ¿hasta cuando vas a estar dando vueltas en torno a la creación? Vuélvete a ti mismo, contémplate, sondéate, examínate”.

Publicado en el periódico Vida Diocesana. Septiembre 2012 

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