viernes, 24 de enero de 2014

MATRIMONIO ENTRE HOMOSEXUALES: UNA APUESTA ENGAÑOSA


En el comienzo el homosexualismo fue considerado como una aberración, luego se miró como una situación normal de las personas que manifestaban esa orientación sexual, al no tener ellas la culpa de su condición; en la actualidad están reclamando derechos infundados, como el matrimonio entre ellos. Esto ha hecho a que muchos países celebren con orgullo la aprobación de dichos matrimonios. ¡Vaya orgullo! El aceptar el matrimonio entre homosexuales y sucesivamente la adopción de hijos, como se pretende, es jugar con lo humano y herir a la sociedad en sus fundamentos, además, es estimular la cultura del ego y apetencias personales, en donde lo personal y la orientación sexual están por encima del bien común.

Es importante señalar que no existe ningún fundamento para establecer analogías entre las uniones homosexuales y la naturaleza del matrimonio y la familia. En las uniones homosexuales están ausentes los elementos biológicos y antropológicos del matrimonio y de la familia, por tanto, el matrimonio entre homosexuales queda definido como una situación meramente afectiva, dado que en el acto homosexual no se realiza la unión de los opuestos que se abren a una nueva vida. La antropología diferencial es clara al afirmar la complementariedad entre el hombre y la mujer "el hombre sin la mujer no tiene a donde ir y la mujer sin el hombre no tiene a quien acoger". Abolir las diferencias antropológicas: sexuales-naturales, hombre-mujer, es falsear el matrimonio. El matrimonio homosexual debilita el matrimonio heterosexual, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera, afirmaban los obispos españoles.

Este es un tema candente, los homosexuales ganan espacios en la sociedad. Son una minoría con la capacidad de establecer una dictadura en contra de los valores de la familia heterosexual. Por ello, es importante argumentar con firmeza que el no aceptar el matrimonio entre homosexuales no vulnera derechos; al contrario, denuncia pseudo-derechos. De ahí que sea una falacia aprobar matrimonios entre personas del mismo sexo como respuesta a situaciones discriminatorias o abusos en contra de ellos. 

Ante esta situación de la homosexualidad, es importante precisar algunas cuestiones antropológicas. La primera, no existe identidad homosexual, sólo tendencia u orientación homosexual, la identidad es dada como sexo- masculino, sexo-femenino, no existe el tercer sexo, admitir la identidad homosexual es caer en un reduccionismo antropológico. La segunda, hasta el momento no se ha encontrado ningún gen que patentice la homosexualidad, por tanto, el fenómeno de la homosexualidad hay que atribuirlo más a causas que van ligadas a las relaciones familiares entre padre e hijo - madre e hijo; algunos de los principales factores en la tendencia homosexual se pueden explicar cuando la relación con el padre fracasa o la ausencia del padre no es sustituida por otra figura masculina o existe una actitud materna superprotectora. Desde esta perspectiva, se evidencia que el planteamiento determinista de la homosexualidad, donde el homosexual nace y no hay nada que hacer, puede ser superado por el planteamiento reconstructivo basado en la recuperación de la identidad sexual. 

Ante esta panorámica, queda como quehacer pastoral procurar familias en las que los hijos puedan crecer rodeados de un sano ambiente afectivo. Además, el no admitir la homosexualidad como factor biológico, o no aceptar la unión entre personas del mismo sexo, o plantear una posible recuperación de la identidad sexual no significa una actitud homofóbica; por el contrario, es salir al encuentro de lo humano. Es importante señalar que la persona homosexual tiene exactamente la misma dignidad que la heterosexual y, por tanto, se debe defender de cualquier situación discriminatoria injusta.

POSDATA: En una encuesta hecha por una institución católica preguntaban: sexo: masculino ( ) femenino ( ) otro ( )


Publicado en el periódico Vida Diocesana 2010

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