por José Raúl Ramírez Valencia
En la base de la crisis social subyace una crisis de sentido, íntimamente ligada a una crisis de la palabra. Según Aristóteles, el ser humano es social porque está dotado de palabra, lo que le permite comunicarse y construir comunidad. Si seguimos esta lógica, podemos deducir que una crisis social refleja una crisis de la palabra: a menor uso genuino de la palabra, menor será la cohesión social.