Por José Raúl Ramírez Valencia
El panóptico es una construcción ideada por Jeremy
Bentham, cuyo objetivo era controlar el comportamiento de los internos en las
cárceles a fin de no ser castigados, la estructura contaba con una torre única
donde los internos eran vigilados, sin que se percataran de ser vistos. Bentham,
como buen economista, quería controlar el mayor número de presos con la mínima
cantidad de dinero, buscaba una vigilancia general e individual. Más
adelante, Michel Foucault, historiador y filósofo estructuralista, reflexiona
sobre la sociedad como reflejo del panóptico, según él, estamos vigilados y controlados
por múltiples instituciones, ellas son quienes determinan lo normal y anormal de cada persona.
A semejanza del panóptico de Bentham si en cada celda
había un criminal, un enfermo, un loco, o alguien que discrepara o desentonara con
los cánones normales necesitaba ser vigilado y controlado. Homogeneizar la
conducta y evitar el mínimo de discrepancia o anormalidad son en el momento algunas de las
funciones de las instituciones, llámense: Empresa, Estado, Escuelas, Universidades,
Iglesias. Aumentan las normas a nivel institucional en razón de la “disciplina”
de las personas. Somos vigilados por el ojo del poder, como bien lo expresa
Foucault en su libro Vigilar y Castigar, (1975). Es ese ojo caviloso y
desdeñoso impone su falaz mentira de que quien tiene el poder tiene la
verdad, y a la vez diluye al sujeto tildándolo de irreverente y desadaptado. Es “ese ojo institucional” quien dictamina lo normal y anormal de cada persona,
lo que debe hacer y lo que no puede hacer. Desde esta perspectiva el sujeto solo
tiene dos opciones: ser controlado o ser excluido, no existe una tercera vía,
incluso reírse de sí mismo, sería visto como anormalidad. Estas
instituciones controladoras son incapaces de trabajar con personas libres,
creativas, dueñas de sí; ven en las personas atópicas al estilo de Sócrates, es
decir, distintas y singulares un problema, no una fortaleza. ¿Cómo desentrañar
estos juegos de verdad y poder? He ahí la tarea del profeta moderno, no fácil y
como pocos dispuestos a ser expulsados y criticados.
La expresión el ojo del poder y el panóptico son
realidades no fáciles de identificar en nuestros ambientes instituciones,
empresariales y pastorales. De una forma soslayada están propiciando una
cultura de la desconfianza y del miedo en el seno tanto de las instituciones
como de la sociedad, donde tener visiones distintas u otras acentuaciones así sean
necesarias institucionalmente son miradas con desconfianza y por consiguiente normalizados,
es decir, controladas. El poder no es sinónimo de vigilancia, esto es distorsión.
Cuando una persona en todas sus coordenadas existenciales está normalizada
palidece su creatividad y dinamismo; no es ella, sino su yo controlado o su yo
robotizado, más específicamente su pseudo-yo. De otro lado, la vigilancia
produce angustia, stress y agresividad. Más aún, en una sociedad o institución
de la desconfianza, el otro en vez de ser mi buen hermano se convierte en mi Gran
Hermano, que cohíbe al estilo sartriano que cuando veía al otro se sentía
negado y amenazado hasta llegar a escribir en su obra A puerta cerrada: “el
infierno son los otros”.
Solo para pensar, parafraseando a Holderlin, poeta alemán
quien decía “siempre que el hombre ha querido hacer del Estado, su cielo se ha
construido el infierno”. En este mismo sentido, siempre que el hombre ha
querido hacer de las instituciones, su cielo, ha construido el infierno. Así
pues ¿cómo hacer para que las instituciones superen el ojo del poder y sean
capaces de potencializar y no de controlar-normalizar a las personas? No es
fantasía es realidad, a mayor estrechez mental mayor ojo del poder controlador.
¿Cómo fortalecer instituciones emancipadoras y no controladoras?
POSDATA: Hay que matar al autor del texto para que el
texto hable por sí mismo.
Julio 2019
El ojo del poder y su intención de controlar-normalizar a las personas, constituye una estrategia del sistema económico capitalista. Las instituciones, en este sistema,jamas estarán interesadas en que sea distinto. Por lo anterior, es tarea del intelectual contribuir con la superación de la "estrechez mental" en primer lugar con su propia existencia y en segundo, claro esta, con sus constantes y profundas reflexiones.
ResponderEliminarEl panoptico del control no es solo de entidad capitalista, si le damos la vuelta a la moneda, veremos otra cara de ella que es el socialismo, si lo vemos más de cerca intuiremos que el control tanto bio como psicopolitico será la herramienta esencial para estrechar las.mentes de los civiles más incautos y la exclusión de lo distinto como diría Chul Han
ResponderEliminarLlama mucho la atención la expresión: «A mayor estrechez mental mayor ojo del poder controlador» Para evitar esto y caer en simples opiniones que ofrecen las redes sociales acerca de la realidad, es menester volverse al sí mismo, en palabras orteguianas «ensimismarse» para meditar las realidades y no ser parte de una sociedad que sólo expresa conceptos y valores vacuos y poder aportar a las situaciones sociales que enfrenta la humanidad actual
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