Por José Raúl Ramírez Valencia.
Si algún tema aparece en las agendas de universidades y empresas es el de la innovación. Educar para la innovación y la creatividad no es un consejo, es un imperativo, dado que el mundo en que nos movemos a diario presenta nuevos retos. El principio filosófico de Heráclito «nada permanece, todo cambia, todo fluye» es más actual que nunca. Desde todas las disciplinas hay que estar educando para innovar y crear; quien «educa» para mantener o repetir lo que se tiene, en el instante menos indicado quedará por fuera del desarrollo mundial.
Se podría decir que quien no innova retrocede y tiende a desaparecer, incluso se convierte en una marioneta del presente y termina en un círculo vicioso de cuatro paredes sin oxígeno, pues eso de que lo único que importa es el presente no es tan sano: el ser humano es posibilidad, como diría Heidegger, es decir, futuro. Innovar y crear exigen salir de la zona de confort que adormece las más profundas habilidades.
En estos días me encontré un libro del reconocido periodista Andrés Oppenheimer: ¡Crear o morir¡ La esperanza de América Latina y las cinco claves de la innovación. Un texto que presenta variadas entrevistas a personajes de diferentes sectores donde su capacidad de innovar ha hecho posible el éxito de sus proyectos. A pesar de las dificultades, intentos y fracasos, los personajes lograron vencer su zona de comodidad y el entorno adverso a sus propósitos. Solo por mencionar algunos, dentro de todas esas entrevistas aparecen personalidades como Rafael Yuste, codirector del proyecto investigativo Mapa de la actividad del cerebro y Salman Khan y la escuela al revés, quien está revolucionado la educación. Quiero referirme a dos, que en cierta manera no tienen nada que ver con la academia, pero en sus disciplinas están rompiendo paradigmas: Pep Guardiola, técnico famoso del FC Barcelona y ahora del Manchester City para la temporada 2016/2017 y Gastón Acurio.
El primero de ellos, Guardiola, introdujo como entrenador dos conceptos de rotundo contenido: el factor sorpresa e innovar aun cuando se está ganando. Cuando el adversario pensaba que ya conocía la estrategia del equipo, inmediatamente aparecía algo totalmente distinto con lo que eran sorprendidos, por lo cual sus contrincantes no estaban preparados para responder. El factor sorpresa no se da repentinamente, exige análisis, propuestas, pensamiento y planeación. Lo segundo, la decisión de innovar aun cuando se está ganando, cuando se está en la cúspide, es una responsabilidad que exige rotunda creatividad. ¿No será que la academia y la pastoral necesitan un factor sorpresa que las dinamice? ¿No será que aunque tengamos un buen número de fieles y estudiantes necesitamos innovar- cambiar para crecer?
El segundo innovador es Gastón Acurio, el chef latinoamericano más conocido en el mundo, que en el momento cuenta con 37 restaurantes peruanos en las principales ciudades. Dice Oppenheimer que una de las lecciones que aprendió cuando entrevistó a varios innovadores empresariales, tecnológicos y científicos, fue que la colaboración con sus rivales, más que la competencia, ha sido una de las claves del triunfo. Prueba de ello es el éxito de Acurio: «Nosotros no competimos, compartimos». El prestigioso chef, además, comparte sus recetas con otros restaurantes, pues, «si te quedas con una receta, no existes». Esto hace que dejemos nuestros egoísmos y cambiemos de panorama.
En lo académico necesitamos la colaboración de todos, entre las ciencias no hay fronteras sino encuentros, ya que, como dice Vigotsky, «con la ayuda de todos los compañeros de estudio, se mejora el proceso de enseñanza-aprendizaje». En el campo de la pastoral necesitamos dialogar con otras denominaciones religiosas, no competir, hay que reconocer los logros y las fortalezas de los demás. Es más evangélico compartir que competir, valorar que descalificar, incluir que excluir.
Oppenheimer termina con las cinco claves de la innovación:
1. Crear cultura de la innovación. En la pastoral no todo está escrito o dicho, siempre tenemos que estar proponiendo, esto significa estimular, creer en los que piensan distinto y atreverse a hacer cosas nuevas.
2. Fomentar la educación para la innovación. Una educación que solo repite o enfatiza en la memoria pero no en el análisis va en contravía de la innovación, es un pensamiento que mata el ingenio y futuro.
3. Derogar las leyes que matan la innovación. Poner trabas, complicar lo sencillo, aumentar la tramitología y la burocracia derrumban la creatividad.
4. Globalizar la innovación. No nos quedemos con lo bueno, demos a conocer nuestras propuestas y aprendamos de los que también están proponiendo y haciendo cosas buenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario