Por José Raúl Ramírez Valencia.
Dos palabras parecidas tanto en su pronunciación como en su escritura, solo la primera sílaba cambia, pero su significado es opuesto. La suspicacia se aplica a la persona que tiende a desconfiar de los demás, o que con frecuencia sospecha o ve mala intención en lo que hacen o dicen, mientras que la perspicacia, se entiende como la capacidad para entender y descifrar la naturaleza de las cosas, en especial, las complicadas y complejas. La suspicacia, también se cataloga como el recurso de los irreflexivos y carentes de juicio, a diferencia de la perspicacia, que se presenta como un atributo de los sensatos, ingeniosos, talentosos, sabios y lúcidos que iluminan y destraban la complejidad. El perspicaz aporta, suma, une; el suspicaz divide, resta, malinterpreta y enreda la realidad.