miércoles, 26 de agosto de 2015

ENTRE LA AUSENCIA Y LA EXCLUSIÓN DE LA FIGURA DEL PADRE

Por José  Raúl Ramírez Valencia.

Debilitamiento, declinación, eclipse y pérdida son palabras que la psicología y la sociología emplean para referirse a la crisis que padece la sociedad actual, y más concretamente la familia, respecto a la ausencia o exclusión del padre. Todos estos términos son síntomas de la realidad cultural que de cierta manera está renunciando o excluyendo la función del padre en la estructura de la familia. Esta situación es denominada por la psicología como síndrome de la función paterna en fuga o ausente inaceptable y como lo califica Claudio Risé, es ausente porque ya no se le encuentra; inaceptable, porque se le sigue necesitando, a pesar de todo.

También diferentes autores de literatura, psicología y filosofía hacen mención a la figura paterna, por ejemplo, Dostoievski en su novela, Los hermanos Karamazov, cuenta la historia de una «familia» donde algunos de los hijos deseaban la muerte de su padre, pues el viejo Karamazov era un hombre inclinado a los placeres lujuriosos, corrompido y violento. Fiodor, en esta novela, describe la desgracia de estos hijos a consecuencia de su padre. 

Kafka, por su parte, en una carta que escribe a su padre, la cual nunca llegó a sus manos, enfatiza en la figura de un padre autoritario, arbitrario y despótico, además, el autor se presenta en la obra como un ser inseguro, inferior y culpable por no ser como su padre. Kierkegaard, filósofo existencialista, desde otro punto de vista, «padece» la presencia de un padre melancólico y angustiado, que no logra superar su sentimiento de culpa en la vida matrimonial, experiencia que marcó a su hijo, pues Soren, nunca fue capaz de comprometerse en vida matrimonial. El padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX, Sigmund Freud, describe desde el complejo de Edipo el conflicto inconsciente del niño con la figura paterna. 

Como se puede ver, la figura del padre mirada desde diferentes teorías, se presenta como ausencias o presencias que dejan sentimientos y emociones imborrables en la personalidad de cada individuo. Además, el gran énfasis que algunos movimientos feministas han puesto en conseguir la emancipación de la mujer ha provocado el oscurecimiento e indiferencia de lo masculino, situación alimentada por cierto de tipo de convenciones que enfatizan en los derechos de las mujeres en detrimento de los del varón. Si en un momento hubo la lucha de clases, hoy, en pleno siglo XXI, de forma camuflada se está presentando la lucha de sexos. 

Son muchos los programas sociales que benefician a la mujer cabeza de familia dejando al hombre en una posición de desventaja; la mayoría de las políticas sociales son para ayudar a las madres cabeza de familia y muy pocas o ninguna para apoyar a los padres cabeza de familia, incluso el término padre-solterismo aún es desconocido en el momento de analizar la realidad familiar. Ante esto es bueno recordar la expresión del Karol Wojtyla: «La madre enseña al hombre el misterio de la paternidad, pues todo hombre conoce que es padre a través de una mujer».

Otros análisis, por su parte, indican que una sociedad que excluye al padre en última lo que está buscando es desterrar la paternidad divina, porque excluido el padre, por ende, excluido Dios. En el fondo esta mirada que algunos sectores de la sociedad tienen del padre es la mirada que se tiene de Dios: un Dios ausente, ajeno, competidor y preocupado en otros asuntos, además de ser un invasor de la libertad humana. Una manera de reestablecer la relación con Dios pasa también a través de la relación con la figura paterna. En estos días que tanto se habla de la legalización de parejas del mismo sexo, de aborto y de todo tipo de situaciones que van en contra del concepto de familia nuclear, se hace necesario reflexionar acerca de la función de la figura paterna en cuanto a la formación de los hijos y en la estructuración del autoconcepto y afectividad de los mismos. 

En la pregunta por el padre aparecen las otras preguntas: ¿qué significa ser esposo?, ¿qué significa ser hijo?; «uno no puede ser padre, sin aprender antes a ser hijo», decía Juan Pablo II.

Artículo publicado en el periódico Vida diocesana mes de Junio 2015 

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