José Raúl Ramírez Valencia
A pesar de los vejámenes, torturas y humillaciones a los que eran sometidos los esclavos por parte del amo, hay diferentes escenas que merecen ser analizadas con el ojo del águila, que desde la altura alcanza a divisar su objetivo sin que se le pueda escapar. La cinta, además de que muestra con dureza y objetividad el maltrato que padecían los esclavos, presenta también otros trasfondos importantes, como es el caso de la formación académica de Solomon y la manipulación de algunos textos sagrados.
La película, en diferentes escenas, muestra que el esclavo protagonista en ningún momento podía presentarse como una persona culta, que sabía leer y escribir; estas fortalezas eran consideradas una amenaza y provocación para el amo, mejor callar-acallar que permitir pensar. Los sistemas de esclavitud y opresión, en su mayoría, han temido y silenciado a las personas pensantes, las consideran un peligro, dado que son capaces de leer, entender y desenmascarar las gramáticas de la opresión y del poder al servicio de sistemas injustos. El estudio libera, da otras lecturas y posibilidades de la realidad, además, las personas pensantes pueden objetar los abusos y decisiones del poder a pesar del pragmatismo e inmediatismo de muchos funcionarios que ven en el estudio, y más concretamente en las ciencias humanas y sociales, una pérdida de tiempo, y en no pocos casos, una persona ajena a la realidad que en vez de sumar, resta. Necesitamos un grupo de intelectuales–académicos, no burócratas de pensamiento, sino servidores de la verdadera sabiduría, que propicien nuevos escenarios de libertad donde la persona humana no solo viva, sino que habite toda su riqueza y condición humana.
El segundo trasfondo es la manera como el amo utilizaba algunos pasajes bíblicos, manipulándolos y poniéndolos al servicio de la esclavitud. Con estos pasajes, el amo buscaba generar mayor sometimiento y resignación en los esclavos, incluso los hacía sentir culpables ante Dios cuando no obedecían ni aceptaban los maltratos. La “religión”, en lugar de motivar hacia la libertad, era un sedante y paliativo que adormecía a los esclavos, a la vez que los amos se sentían justificados y autorizados en sus comportamientos al interpretar algunas letras del libro sacro. Una “religión” que esclaviza, duerme, aliena, engañe y se acomode a los intereses de los amos y la estructura de la opresión, falsea y vitupera al verdadero Dios, que quiere la libertad y la felicidad de todos los hombres. Esta forma de “religión” al servicio de los amos, que buscaba resignar a los esclavos y obreros, fue la que criticó Marx.
Sea dicho de antemano, este no es el evangelio de Jesucristo, más bien la degradación, desviación y manipulación del evangelio. Tanto la educación como la evangelización deben estar al servicio de la libertad y de la promoción humana, no de la esclavitud. Una sociedad que manipula el evangelio y no escucha a sus intelectuales críticos y comprometidos, es obsoleta y está llamada a perecer; pertenece a la época de la esclavitud. Necesitamos una evangelización y educación más liberadora y contundente que muestre y denuncie los abusos del poder y, a su vez, propicie la realización humana.
Publicado en el Periódico Vida Diocesana N. 153. Febrero 2014. ISSN2248-8324
La película, en diferentes escenas, muestra que el esclavo protagonista en ningún momento podía presentarse como una persona culta, que sabía leer y escribir; estas fortalezas eran consideradas una amenaza y provocación para el amo, mejor callar-acallar que permitir pensar. Los sistemas de esclavitud y opresión, en su mayoría, han temido y silenciado a las personas pensantes, las consideran un peligro, dado que son capaces de leer, entender y desenmascarar las gramáticas de la opresión y del poder al servicio de sistemas injustos. El estudio libera, da otras lecturas y posibilidades de la realidad, además, las personas pensantes pueden objetar los abusos y decisiones del poder a pesar del pragmatismo e inmediatismo de muchos funcionarios que ven en el estudio, y más concretamente en las ciencias humanas y sociales, una pérdida de tiempo, y en no pocos casos, una persona ajena a la realidad que en vez de sumar, resta. Necesitamos un grupo de intelectuales–académicos, no burócratas de pensamiento, sino servidores de la verdadera sabiduría, que propicien nuevos escenarios de libertad donde la persona humana no solo viva, sino que habite toda su riqueza y condición humana.
El segundo trasfondo es la manera como el amo utilizaba algunos pasajes bíblicos, manipulándolos y poniéndolos al servicio de la esclavitud. Con estos pasajes, el amo buscaba generar mayor sometimiento y resignación en los esclavos, incluso los hacía sentir culpables ante Dios cuando no obedecían ni aceptaban los maltratos. La “religión”, en lugar de motivar hacia la libertad, era un sedante y paliativo que adormecía a los esclavos, a la vez que los amos se sentían justificados y autorizados en sus comportamientos al interpretar algunas letras del libro sacro. Una “religión” que esclaviza, duerme, aliena, engañe y se acomode a los intereses de los amos y la estructura de la opresión, falsea y vitupera al verdadero Dios, que quiere la libertad y la felicidad de todos los hombres. Esta forma de “religión” al servicio de los amos, que buscaba resignar a los esclavos y obreros, fue la que criticó Marx.
Sea dicho de antemano, este no es el evangelio de Jesucristo, más bien la degradación, desviación y manipulación del evangelio. Tanto la educación como la evangelización deben estar al servicio de la libertad y de la promoción humana, no de la esclavitud. Una sociedad que manipula el evangelio y no escucha a sus intelectuales críticos y comprometidos, es obsoleta y está llamada a perecer; pertenece a la época de la esclavitud. Necesitamos una evangelización y educación más liberadora y contundente que muestre y denuncie los abusos del poder y, a su vez, propicie la realización humana.
Publicado en el Periódico Vida Diocesana N. 153. Febrero 2014. ISSN2248-8324
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