Por José Raúl Ramírez Valencia
Hugo y Ricardo de San Víctor, dos notables filósofos-teólogos provenientes de la Abadía francesa de San Víctor, del siglo XII, a los cuales el Papa Benedicto XVI les dedicó una audiencia, afirmaban que Dios había creado al hombre con tres ojos: uno corporal para percibir y sentir el mundo espacio temporal; otro de la razón, para concebir el mundo de las ideas y los conceptos, y el tercero llamado del espíritu para intuir y sentir las realidades trascendentales; pero al salir del paraíso, el ojo sensible quedó debilitado; perturbado el segundo y ciego el tercero. Este argumento lo tomó el filósofo Raimon Panikkar para describir la crisis actual que padece la cultura de occidente, donde la razón y la sensibilidad se han enseñoreado de tal manera que apenas reconocen en la espiritualidad un cuasi vestigio. Desde esta mentalidad solo tiene patrón de validez aquello que se siente o que solo responde a los cánones de la lógica racional. Lo espiritual, místico y profundo queda a merced de la caridad del reconocimiento de los supuestos iluminados racionalistas o sensitivos pragmáticos.