Por José Raúl Ramírez Valencia
No es lo mismo ser hijo de “papi y mami” que creerse hijo de papi y mami. El que es auténticamente hijo de papi y mami, no hace alarde de su condición, porque es su hábitat natural, sus relaciones con el medio y las personas son de aspiración, no de ambición. El auténtico hijo de papi y mami reconoce y agradece su situación como un privilegio y un compromiso con su familia y con su grupo social, además es una persona formada, sin resentimientos y sin pretensiones veleidosas; sabe que tiene privilegios, pero responde con perenne prontitud a esos privilegios. Conoce su entorno social, por tanto, se relaciona con él sin estropear a los otros. Por el contrario, la persona que se cree hijo de papi y mami, crea un ambiente postizo y superfluo, mantiene ambiciones y vive de un mundo imaginario e ilusorio, se presenta como auténtico e importante, cuando realmente lo que está renunciando inconscientemente a sus raíces y fortalezas.