José Raúl Ramírez Valencia
Al comienzo de cada año, en muchas instituciones, surge una pregunta recurrente y aparentemente trivial: ¿hubo cambios? ¿Cambiaron al gerente, al profesor, al párroco o al vicario? Aunque se hable de cambios, la respuesta en algunas instituciones se da desde la perspectiva del movimiento. Entonces, cabe preguntarse: ¿Nuestras instituciones necesitan cambios o movimientos? Todo cambio implica un movimiento, pero no todo movimiento implica cambio.